viernes, 3 de abril de 2009

Nicaragua II

Cada vez que viaxo a este país namórame máis: a súa paisaxe, a súa xente, a súa vexetación, a súa gastronomía...
Esta vez penetrei un chisco máis cara o interior e descubrín a marabillosa illa de Ometepe (no lago Cocibolca) e a cidade de León. Evidentemente non me defraudaron.
Y todo ello con la mejor compañía: sí, ya recibí mi primera visita, Ane y Leire.
Después de la emoción del encuentro, de por fin tener un nexo de unión entre mi vida real (la de Galiza y Euskal Herria) y la de aquí (que me sigue pareciendo un sueño, algo irreal), nos pusimos manos a la obra, a preparar un planing para la semana que íbamos a pasar en Nicaragua. Teníamos claro que queríamos viajar a Ometepe, una preciosa isla en el lago Cocibolca y León, ya que Ane estuvo hace 2 años en una pequeña comunidad cercana a León haciendo prácticas, así que quería volver a ver a su familia y nosotras queríamos conocerl@s a ell@s.
El viaje lo hicimos desde San José. Desde allí cogimos un bus que nos llevó hasta Nicaragua (volvimos a vivir el momento semáforo en la frontera y a Ane le salió rojo). Una vez en Nicaragua nos bajamos en una localidad que se llama Rivas y de allí nos movimos en taxi hasta San Jorge que es donde se coge el ferry hasta Ometepe.


El viaje en Ferry es espectacular, acercándonos poco a poco hacia los dos volcanes de la isla: el Concepción y el Maderas.

Y como el cielo estaba totalmente despejado (ya que en Nicaragua gozan de un mejor clima que en la zona norte de Costa Rica) pudimos disfrutar de un precioso paisaje.
Una vez en Ometepe, agarramos un taxi hacia nuestra primera parada: los alrededores del volcán Maderas, ya que al día siguiente nos íbamos a aventurar a alcanzar su cima. Pero aunque llevábamos una idea bastante clara de donde nos queríamos hospedar, una vez dentro del taxi cambiamos dos o tres veces de parecer, porque nos montamos con un taxista (muy majo, pero un puto liante) que nos enredó hasta que nos llevó a un hostal en Mérida muy bonito, pero un poco caro (caro significa 6 dólares la noche). Después descubrimos que a él le daban 10 córdobas de comisión y lo entendimos todo. Pero bueno, el viaje fue muy divertido (con reggaeton a tope) y con una parada en medio del trayecto para comprarle a una mujer muy viejita y arrugada un licor peor que el aguardiente. Pero ya sabéis, hay que probar de todo, y con fresco de mango seguro que no está tan malo.


Pero bueno, tenemos que decir que el hostal estaba muy bien, rodeado de vegetación, a orillas del lago y con un bufet libre para chuparse los dedos: pizzas vegetales, canelones de pollo, pan de centeno y frutos secos relleno de tomate y queso, cremas de frijoles y tiquisque, arroz con vegetales, ensaladas de todo tipo, picadillos...
muy rico y para todos los gustos.

Así que al llegar nos pusimos hasta las trancas de comer y contratamos a un guía para el día siguiente subir al volcán, ya que desde que unos turistas hace como unos 3 años se murieron en un accidente, prohibieron subir sin guías.
El recorrido es de 7 km hasta la cima, y es bastante duro (teniendo en cuenta el calor que hacía y las diferencias de humedad que hay a lo largo del camino). Y nosotras no superamos la prueba. Leire fue la primera en pinchar, no podía, pero tanto Ane como yo no estábamos muy seguras de que pudiésemos conseguirlo, es un trayecto duro. Pero bueno, llegamos hasta el mirador y pudimos observar unas preciosas vistas del lago y del Victoria al frente (que aún es más alto que el Maderas).
Además también observamos (y escuchamos) diferentes tipos de monos y aves.


Ese mismo día nos fuimos hacia Charco Verde, que es una zona muy rural y muy tranquila en la que hay playitas para bañarse. Es tan natural que mientras te estás bañando se acerca un caballo a beber y las gallinas se mueven a tu alrededor mientras estás tirada al sol.


A la mañana siguiente me levanté muy temprano para dar un paseo por las playas y me encontré con un espectáculo impresionante: las playas estaban llenas de mujeres lavando la ropa y niños jugando.
Había más de 30 mujeres a lo largo de todas las playas, metidas hasta la cintura en el lago y lavando la ropa sobre una especie de mesas improvisadas con una piedra encima sobre la que frotan sus ropas. Precioso.


Y me fui a caminar entre ell@s con un poco de miedo al principio (no quería molestarl@s), pero en seguida se me acercaban l@s niñ@s para que les hiciese fotos o para hacerme millones de preguntas.
Así que me senté allí con ell@s y estuvimos hablando, jugando, haciendo fotos...
Las mujeres se reían mucho y alguna me miraba como muy vergonzosa, pero todas tenían una actitud positiva, como si no les molestase que estuviese allí observándolas (que es realidad era lo que estaba haciendo). Supongo que estarán acostumbradas, porque Ometepe es una zona a la que llega mucho turismo.
La experiencia con l@s niñ@sfue genial. Son muy viv@s, muy hablador@s y precios@s. Tienen unos ojos enormes llenos de vida, que miran de una manera especial, sincera, inocente.
y no paran de hacer preguntas; de donde vienes, como te llamas, por que levas eso, para que sirve lo otro...


Yo también les hacía preguntas, y saben muchas cosas de la isla, los animales, las frutas... pero hubo alguno que ni siquiera me supo decir cuántos años tenía (calculo que unos 4).


Y como en ese momento llevaba una libreta encima estuvimos haciendo dibujos... Lo de las letras también lo llevaban regular. Algun@s se sabían las vocales, pero no tod@s. Y de las consonantes ya ni hablar y menos de escribir su nombre o leer. Eran niñ@s de entre 3 y 6 años.
Ahí os dejo algún dibujo (con explicación, porque si no no adivinaríais en la vida qué es cada cosa).

Esto es una playa y las cosas que aparecen en el margen
izquierdo son peces. Los palos que les salen a los peces
(que parecen pelos) son las espinas. ¿Por qué están por fuera?
a saber...

Este es el dibujo del más aventajado de la clase


Pequeños problemillas con el 3 y el 6

Después de relajarnos en Charco Verde nos fuimos a Moyogalpa, que es el lugar en el que se coge el ferry para volver. Allí nos fuimos a echar juerga, conocimos a unas chicas muy majas en una soda pequeñita y nos dijeron dónde podíamos ir esa noche. De camino a la discoteca de la nos hablaron ellas encontramos una taberna muy guapa. Era el bar de un albergue y estaba genial decorado, muy auténtico, con capachos de paja a modo de lámparas, mesas de madera y un peazo de negro borracho como camarero. Además entramos en él porque vimos que había un grupo de gente cantando y tocando: acordeón, guitarra, congas... (ya sabéis de quien me acordé mucho, no?).
Fiestaza.
Rúas de Moyogalpa

Y que risas con el camarero. Nos sirvió y se vino a sentar con nosotras (y a beberse nuestro ron). Era bastante simpático y estaba bastante morado. Así que dijo: venga vamos a brindar! Y en esto suelta: Viva España y viva Nicaragua!!!
Os podéis imaginar la cara que se nos quedó...
Ane hasta se atragantó. Y claro, estallamos en carcajadas, porque ya le habíamos explicado nuestras nacionalidades despues de la obligada pregunta de donde sois. Y el tío no nos habia hecho ni puñetero caso. Total, que se lo volvimos a explicar y nos metió una chapa increíble sobre lo cabrones que eran l@s español@s, que habían destrozado América Latina y que si ell@s ahora eran pobres era por culpa de Europa. Nada nuevo que no supiéramos. Pero vamos, que el tío no sabía ni a lo que estaba, que cambiaba de opinión según le diese.
Bastante personajillo.
Y allí, en el mismo bar, conocimos a un chico (no os lo váis a creer) de Arrasate (Euskal Herria).
Si, era raro que no nos encontrásemos un compadre.
Un chico muy majo que se vino con nosotras de fiesta a la discoteca.
Y en la disco, después de rechazar como unas 6 o 7 invitaciones de baile cada una, pudimos observar la rabia latina desde primera fila: pelea de chicas!!!
Horrible: gritos, arañazos tortazos y demás. Claro, que lo que empezó sendo una pelea de chicas acabó en una batalla campal. Y de repente empezaron a aparecer unos chicos desde diferentes esquinas, con unas camisetas blancas en las que llevaban escrito en la parte de atrás con un carioca: SEGURIDAD. Y esos chicos inspiraban cualquier tipo de sentimiento menos el de la seguridad, pero bueno, poco a poco lograron que se detuvieran los mamporrazos y nos fueron echando a tod@s del garito (es muy normal que haya peleas (pleitos) y cuando las hay, quitan la música y se acaba la fiesta).
Pero bueno, como estábamos con nuestra nueva amiga (y sus amigos) nos llevaron al único antro que quedaba abierto. Menudo miedito que daba. Y nosotras las únicas chelas (blancas).
Pero nos lo pasamos muy bien, bailamos rancheras, nos movimos como pudimos mientras ponían reggeaton y los dejamos a todos sorprendidos (a los hombres) cuando les invitamos a una botella de ron. No entendían por qué invitábamos si éramos las mujeres. Y les dijimos que en nuestro pais es así, que invitan los hombres y las mujeres también y que nosotras mandábamos. Y punto.
Flipaban.

Y al día siguiente, con tremenda ,después de haber dormido unas 3 horas y pico, nos fuimos hacia León. El viaje fue largo, porque desde Moyogalpa fuimos a San Jorge, de allí a una parada de bus para ir a Managua y desde Managua hasta León. Unas 6 horas de viaje.
Ah! y en el viaje conocimos a una nenita que estaba vendiendo chicles en el bus (María) que después de hacernos miles de preguntas (como por ejemplo, si teníamos marido) me dijo que mis amigas chelas eran muy guapas, pero que yo era como ella, morenita. Je, je! que ya estoy empezando a coger tono latino!!
Y las 6 horas de viaje merecen la pena, León es una ciudad con un encanto especial. En parte es parecida a Granada, aunque no hay atantos edificios coloniales, pero las callejuelas son muy parecidas y la gente también. Sólo una cosa: hay demasiado turismo. Pero es un turismo también especial, de gente muy joven que intenta pasar desapercibida (aunque no lo logran. Logramos) Y el acoso de los nicas es total, mucho más acentuado que en Costa Rica. Es imposible caminar por la calle sin que te pite un carro, una moto, que te llamen chela a grito pelado, que te silben... se ríen mucho de nosotras, pero supongo que es el precio que tenemos que pagar por invadir su espacio.



Y en la cuestión política hay bastante gente que está muy descontenta con el gobierno del frente. Piensan que no lo están haciendo muy bien, la gente se queja de subidas en los precios de los alimentos, pocas mejoras en la sanidad y la educación, aumento de la criminalidad y lo que es peor de todo: posibles trampas en las últimas elecciones.
Estuvimos con un hombre (al que Ane ya conocía) que nos contó que el día de las elecciones, cuando fue a votar con su madre, le dijeron que ella no podía votar porque ya había votado y le enseñaron la lista en la que aparecía su firma falsificada y su voto realizado. La noticia salió en la prensa y a los pocos días él recibió un mensaje anónimo al móvil (que nos enseñó) en el que le recomendaban que no se metiese en problemas y que cuidase su negocio si no quería perderlo.
Pero la gente que es fiel al frente lo sigue siendo y hacen muy poca autocrítica (que también es necesaria).
Y evidentemente, el gobierno del FSLN es mucho mejor que la derecha. Porque también hay mucha gente equivocada (o más bien manipulada) que piensa que lo que este gobierno está haciendo es romper alianzas con los EEUU y con Europa y que eso les va perjudicar mucho. Pero es un tema complicado.


Desde León nos movimos hasta la comunidad de la familia de Ane. Se llama Chacaraseca y es una comundad pequeña a la que se llega en bus desde León. Un bus amarillo destartalado, con agujeros en el suelo y a tope de gente sudando y gritando. Y no sólo eso, también hay soportar que cada 5 minutos pase el vendedor o vendedora de turno gritando: empanadillas, jugos, agua helada (que es agua fresca metida en una bolsa de plástico (...)). Y mi preferida: cosa de horno (si, se llama así)
que es un dulce.
Pero lo que más me llamó la atención es que en el viaje de Rivas a Managua se subió un hombre al bus a vender (no os lo perdáis): medicamentos. Sí, para el dolor de cabeza, de muelas, mal aliento, cansancio, mala memoria... para cada dolor tenía una cosa... Y Leire (que es médica) se echaba las manos a la cabeza, porque decía que algunas cosas eran antibióticos y no es bueno que se los tomen así, de vez en cuando, cuando les duele algo.


Volviendo a Chacaraseca, nos fascinó la familia de Ane. Hay muchos niñ@s y son muy, muy viv@s. En seguida nos cogieron cariño y no se mostraron nada vergonzos@s más que un poco al principio. También visitamos la escuela y pudimos comprobar lo mucho que aprecian a Ane (no me extraña) y las instalaciones. Tanto en Nicaragua como en Costa Rica l@s niñ@s en la escuela van con uniforme (como una manera de igualar a tod@s, para que no haya diferencias sociales). No es una idea que comparta, pero es así. Y siempre van de punta en blanco, las camisas perfecamente blancas, repeinad@s y con la cara bien lavada. Aunque una vez que llegan al cole ya tienen el uniforme hecho un cristo, porque en Chacaraseca (al igual que en las otras comunidades) los caminos son de tierra y en la época seca se convierten en verdaderas polvaredas y en la época lluviosa en barrizales.

A familia de Ane

Y a mi ya se me acabó la visita a Nicaragua, porque el miércoles tenía que trabajar, pero aunque fueron pocos días los aprovechamos bien.
Y de el viaje de vuelta es mejor que ni os hable. Fue un infierno. Sólo un dato: salí a las 4 de la mañana de León y llegué a Cuestillas pasadas las 10 de la noche.

Y mañana salgo hacia el Caribe. Visitaremos Cahuita, Limón, Puerto Viejo...
Así que hasta la vuelta.

Um beijo grande. Ondo pasa!

No hay comentarios: